Trata de bebés…"moneda corriente"
Una moza de un bar, un remisero, gente que espera por un trámite en el municipio o por un turno en el hospital, una empleada doméstica y hasta un ex diputado peronísta hoy devenido en quiosquero. Jóvenes y adultos, mujeres y varones. Son muchos los que en Añatuya cuentan que el tráfico de niños hacia Rosario y otros puntos es moneda corriente allí
Sindican como responsables del negocio al poder político y eclesiástico del lugar.
Osvaldo Floridia, añatuyense de 47 años, tiene un discreto quiosco-granja, pero supo ser diputado peronísta durante la eterna gestión del “juarismo”, los gobiernos de Carlos Juarez y de su mujer Nina Aragonés. Algunos vecinos hablan de él como “un oportunista” que denuncia en épocas electorales o cada vez que ha tenido problemas con la Justicia. No obstante, también dicen que sus dichos “no están alejados de la realidad”.
Hace siete años que Floridia viene señalando como responsables del tráfico de bebés santiagueños a la jerarquía católica de Añatuya, al poder político de turno y a todos y cada uno de los directores del hospital de la zona. Y ayer lo volvió a aseverar frente a La Capital.
“Esta mafia empezó en el 61 cuando se instaló aquí la diócesis. Las monjas fueron siempre al hospital a convencer a las madres pobres de dar a sus hijos. Y nadie decía nada porque los obispos, Jorge Gottau y Antonio Baseotto (quien sugirió “tirar al mar” al ex ministro Ginés González García por su postura en favor de la despenalización del aborto) eran cómplices; ellos sugerían al gobernador a qué director designar en el nosocomio”.
Además, Floridia dice que “el negocio” se sostiene desde hace años con la anuencia de empleados sanitarios y jueces, que el actual obispo (Adolfo Uriona) nunca denunció nada y que tanto “los Juarez como los Zamora (en referencia al gobernador actual por el Frente Cívico y Social) han hecho siempre la vista gorda”.
Sin embargo, el director del hospital zonal y el obispo Adolfo Uriona, tienen otra visión del problema (ver aparte). Para ellos es “natural” e “histórico” que las mujeres pobres den a sus hijos a quienes los puedan criar sin carencias. Añatuya lleva el estigma de una ciudad donde se compran y venden recién nacidos y hasta ahora, nadie lo pudo desmentir, al contrario, las pruebas sobre su existencia, son apabullantes.
Quizá lo más apabullante sean las opiniones del Director del Hospital Regional de Añatuya y el Obispo Adolfo Uriona, cuando expresa, dando fundamento al tráfico y la trata de bebés: “Es natura, histórico, que las mujeres pobres den a sus hijos a quienes los puedan criar sin carencias”.
Escribió Julio César Ruiz