Madres por la Verdad (Hijos robados en democracia)
Fuente original de este artículo
Estela de Carlotto se apropió del término “apropiados” y lo utilizó tan sólo para referirse a los bebés de sus hijos desaparecidos en la época del proceso militar en Argentina, ocurrido entre Marzo de 1976 y Diciembre de 1983.
Su fuerte actividad política durante los gobiernos de la familia Kirchner la han llevado a conseguir cientos de favores, desde subsidios millonarios sin rendición de cuentas deducidos de las arcas del Estado hasta cargos jerárquicos y políticos de sus familiares y hasta una candidatura al Premio Nobel de la Paz.
Paralelamente a esta circunstancia, que podremos analizarla más a fondo en otro momento, existe en el sistema de adopción en la Argentina una realidad que ya de ninguna manera se puede ocultar y que podemos sintetizarla, luego de casi 20 años de estudios, investigaciones y denuncias penales bajo 6 conceptos:
En Argentina las entregas de bebés por adopciones alcanzan tan sólo al 25%, el resto, el 75% pertenecen a circulaciones a través de transacciones comerciales que se realizan en 4 zonas territoriales que administran mafias conformadas por delincuentes comunes asociados a funcionarios públicos, que por acción o por omisión son facilitadores de la compra venta de recién nacidos, intercambiando coimas por impunidad.
Aunque algunas fuentes hablan de más de 3.000.000 de personas que buscan su verdadera identidad de origen tan sólo dentro del país, esa suma es incalculable y no controlada habida cuenta que no se tiene estadísticas ciertas sobre un aspecto delictivo que no tiene ningún tipo de control por ninguna autoridad comunal, municipal, provincial ni nacional.
Los métodos de sustracción y apropiación de recién nacidos son similares en todo los países que realizan estas prácticas y los más utilizados son no inscribirla como parturienta al ingreso a la mamá que está por parir o directamente informarle que nació muerto. Generalmente por su estado de dolor o falta de educación no piden ver el cadáver. Si insisten en querer verlo, les muestran alguno que guardan acondicionado para tales fines.
Sin prisa pero sin pausa el instituto jurídico de la adopción desaparece día a día suplantado por la apropiación de hijos de mujeres pobres o en estado de vulnerabilidad.
La mayoría de las personas, ante la demora en los trámites optan por conseguir un niño mientras los gobiernos informan tan sólo cuestiones formales y administrativas que no hacen a la verdad sobre la adopción en Argentina.
Mientras los gobiernos están informados de esta situación y no toman ninguna determinación al respecto, el verdadero motivo de las demoras es por que el robo de bebés hace que cada vez lleguen menos bebés a los Juzgados de Familia para ser dados en adopción.
Veamos ahora un video en el cuál, un grupo de madres que buscan a sus hijos robados en democracia relatan el espanto a las que fueron sometidas, muchas de ellas desde muy joven en especial en hospitales públicos. A ello debemos sumarles los partos que se realizan en clínicas privadas y en casas de familias, que por supuesto, permanecen dentro de la mayor impunidad.
El próximo video muestra cómo es utilizado este mismo método de robo de bebés recién nacidos en España
Ahora observe como un papá nos relata en cámara cómo le cambiaron su bebé recién nacido por un cadáver en el Hospital Regional de Añatuya, Santiago del Estero en la República Argentina. Se hace la aclaración que su modo de hablar responde a un derrame cerebral que sufrió luego de la búsqueda infructuosa de su hijo. Un año luego de esta filmación falleció sin encontrarlo, mientras nunca tuvo dudas que al nacer se lo habían cambiado por un cadáver.
Por último observe cómo la mayor autoridad del país en ese momento reconoce el robo de bebés públicamente y ante todas las autoridades de la Nación Argentina y jamás hace absolutamente nada para remediar, semejante desgracia humana. Ya todos lo saben y nadie lo puede negar.
En Argentina más del 10% de la población no conoce su verdadera identidad de origen. Agrupación Quienes Somos
Escribió Julio César Ruiz