Robar niños en Argentina no es delito
La crueldad de una verdad que nos negamos a escuchar, a pesar que nos tira por la cara la imagen de un país con habitantes que no tienen ningún interés en hacer un país grande y ni siquiera condiciones ni valentía para defender a sus más pequeños.
Invitamos a muchísimos legisladores nacionales para que adopten, incluso como propio nuestro proyecto para modificar el Código Penal, pero ni siquiera hemos logrado que nos respondan, a pesar de la gravedad institucionla que lo que va a escuchar representa:
Somos proveedores de materia prima para:
- La pornografía y la prostitución infantil.
- El desguace de órganos.
- La utilización de bebés para el traslado de sustancias prohibidas en sus genitales (mulas)
- La provisión de bebés para ser utilizados en roles de hijos dentro y fuera de Argentina.
- De las 24 provincias argentinas, hay 13 en las cuales se comercializa impunemente recién nacidos.
- La utilización de cuerpos vivos o cadáveres de bebés en ritos satánicos.
Esto trae como efecto necesario:
- La desaparición sistemática del instituto jurídico de la adopción, reemplazado por la apropiación de hijos de mujeres en estado de vulnerabilidad.
- Que las entregas legales de pequeños alcancen sólo al 25%, mientras el 75% son circulaciones a través de transacciones comerciales de bebés, de mafias conformadas por delincuentes comunes asociados a funcionarios públicos.
Este es el verdadero motivo por el cual demoran tanto los trámites para adoptar, ya que el mercado negro de recién nacidos, impide la llegada de recién nacidos a los juzgados para ser dados en adopción.
- Hay instituciones públicas comprometidas en la desaparición y apropiación de recién nacidos, que volvemos a denunciar, ahora públicamente en este reportaje.
- Pululan por las redes sociales una cantidad incalculable de personas que buscan conocer el motivo por el cual, el propio Estado, a través de sus funcionarios e instituciones les impidieron ser hijos de sus padres o padres de sus hijos, sin que por supuesto tengan siguiera esperanzas legales para sus búsquedas.
Nada de esto que lo invitamos a escuchar y que venimos denunciando penalmente desde hace más de dos década, ha servido siquiera para ruborizar a alguien.
Escribió Julio César Ruiz